viernes, 21 de noviembre de 2008

Reflexiones de Liliana

Liliana vuelve a deslumbrarnos con su maestría poética en su reflexión sobre la experiencia del rodaje en Mendoza.
Los invitamos a dejar sus comentarios e impresiones al respecto para hacer una selección de los mejores y hacérselos llegar a Liliana. Aprovechemos este medio para que sea ella quien nos lea!!!

Se me ocurre pensar que los días de filmación en Mendoza tuvieron todas las características de una fiesta.
Uso la palabra fiesta en su pleno sentido. Fiesta como una pausa en la cotidianeidad, como una instancia de lo extraordinario que tiene su parte de placer. Y su parte de desolación.
Las fiestas tienen un costado de tristeza. Igual que lo tienen los ritos y las transformaciones.
Digo fiesta como un trance sagrado. Esos que el hombre y las sociedades necesitan, de tanto en tanto, para depurarse, para olerle el hocico a los demonios. Y salir airosos, intactos, renacidos.
Aquellos días en Mendoza, recorriendo lugares del pasado, buscando personas queridas, pero lejanas, tuvieron mucho de eso. Placer y tristeza.
Y después despertarse, con la cabeza latiendo, en medio de los restos de un banquete.
Aún así, no me arrepiento.
La otra alternativa es perderse el carnaval solo por evitar la soledad del día siguiente... ¡Dios nos libre de semejante cobardía!